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Un regalo invisible


Un día un hombre le ofreció a un niño dos opciones: en la mano izquierda tenía un billete de $200 mientras que en la otra le mostró un chocolate y le dijo: “sólo puedes elegir una mano”.
El niño, con la sonrisa de quien ha resuelto un problema difícil, sin dudarlo tomó el chocolate y se lo comió.

¿Por qué un niño preferiría un chocolate que el dinero que le podría comprar muchos chocolates? La respuesta es simple: porque el chocolate representa una recompensa inmediata, es la opción más efectiva.

El evangelio de Lucas 5:21 nos relata como un grupo de fariseos rodeaban a Jesús esperando verlo en acción. Quieren pruebas, pero no para creer, sino para odiarlo más. 

El maestro, trata de provocar la fe en ellos y le ofrece a un necesitado hombre paralítico, un regalo que sólo Dios puede dar, que es intangible, pero que vale muchísimo más que la salud física. Jesús nos nuestra que es mucho más importante tener un corazón limpio y sanar del alma. Es un regalo que ningún doctor podría darle, es un bien que no podría comprar ni con todo el oro del mundo

Constantemente tenemos la opción de elegir el amor de Dios, su perdón, su gracia y su amistad o elegir lo que nos aleja de Él. A veces sus regalos parecieran menos tangibles, menos inmediatos, sin embargo son mucho más valiosos. No dejemos que nos encandilen los chocolates.

Valoremos esos regalos invisibles que Dios nos da continuamente y no los cambiemos por satisfacciones inmediatas.

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