Homenaje a las jóvenes víctimas de la dictadura militar a 46 años de un caso simbólico de la represión.
Fue uno de los hechos más emblemáticos de la dictadura, ejemplo del aniquilamiento traducido en genocidio. La denominada “Noche de los lápices” también fue una síntesis de una ciudad de La Plata violenta para la época, de persecuciones, torturas y muertes, sin importar edades como en este caso.
Entre el 9 y el 21 de septiembre, el exterminio sistemático surgido desde el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército implicó el accionar de los grupos de tareas en Ford Falcon de color verde. Secuestraron a diez alumnos de colegios dependientes de la Universidad que militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y la Juventud Guevarista.
Tenían entre 14 y 17 años. Fueron arrebatados de sus casas en la madrugada y trasladados a la “División Cuatrerismo” de la Policía bonaerense, fuerza que comandaba Ramón Camps, secundado por Miguel Etchecolatz. Luego terminaron en uno de los 29 centros clandestinos de detención que había dispuesto el jefe policial, conocido como “Arana”, y posteriormente en el “Pozo de Banfield”, sede de la División de Investigaciones de Banfield.
Diez fueron los secuestrados: María Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Daniel Racero, Francisco Muntaner, Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda. ¿Cuál era el motivo para privarlos de su libertad? Luchaban por el boleto estudiantil de sus compañeros, porque ellos no lo necesitaban. Y para lograrlo era necesario organizarse, establecer un plan y promover los principios que los alentaba a estar unidos por un fin solidario.
Pero, para Camps los jóvenes estudiantes se constituían en “potenciales subversivos”, la generación siguiente de universitarios, líderes barriales y trabajadores organizados que ya estaban apuntados como tales.
Padecieron torturas, simulacros de fusilamientos, llantos y el terror. Y todos mantuvieron la esperanza de regresar con vida a sus hogares. Pablo Díaz contó “cuando me despedí de ellos, me pidieron que no los olvidara y yo les prometí que iban a salir”.
Falcone, Ciochini, Ungaro, de Acha, Racero y Muntaner, a 46 años continúan desaparecidos. El resto, en su momento quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, renombrado sistema mediante el cual se catalogaba a los presos políticos sin proceso, y son quienes hoy mantienen intacta la memoria.
Facundo Manes, diputado nacional, recordó: “Lo decimos en cada aniversario: el peor enemigo de un país es aquel que no quiere educar a sus ciudadanos. La educación y la memoria nos hacen libres siempre. 46 años después, ‘Los Lápices Siguen Escribiendo”.
Gastón Manes, titular de la Convención Nacional de la UCR, indicó: “Siempre la Juventud es motor de cambio y progreso, a su vez, siempre fue combatida por aquellos sectores que ven en la rebeldía del conocimiento y la lucha por mejores derechos una amenaza. Los lápices siguen escribiendo y la juventud siendo motor de cambio”.
Claudio Frangul, platense, diputado provincial radical, evocó la fecha: “A 46 años de la Noche de los Lápices, recordamos a los estudiantes secundarios que lucharon en defensa del Boleto Estudiantil, y fueron trágicamente secuestrados y asesinados por la dictadura. Memoria, Verdad y Justicia. Nunca Más”.
Karina Banfi rindió homenaje “a aquellos jóvenes a quienes la dictadura les llevó la vida. La defensa por los derechos humanos es nuestra bandera y la levantamos luchando para que ‘Nunca Más’ en nuestro país vivamos en la oscuridad”.
Valentín Miranda dijo “reivindicamos la lucha militante por un país más justo e igualitario. El rol de las juventudes como sujeto político y social, y el derecho a la participación política para construir un futuro mejor”
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