El contexto de pandemia está mostrando a nivel global con mucha claridad el divorcio que existe entre la teoría y la práctica democrática.
En nuestro país venimos observando desde hace unos años la degradación de la calidad de nuestra Democracia, aunque sigue siendo un valor fundamental defendido por el pueblo.
Al comenzar la actual segunda ola de coronavirus estamos viendo dos formas claramente diferenciadas de gobernar y gestionar la pandemia.
Desde el Gobierno Nacional, nuestro presidente, algunas veces en contradicción con sus ministros, parece no hacerse cargo de las consecuencias que generan sus decisiones y sigue transfiriendo responsabilidades en “el relajamiento del sistema de salud”, “las juntadas de las mamis fuera del cole”, “el intercambio de barbijos de los chicos en las escuelas”, y “las personas con capacidades diferentes que no entienden”.
A su vez esas decisiones son tomadas a través de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) con poca fundamentación científica y sin consultar a las provincias “porque ya sabía que no iban a estar de acuerdo”.
Mientras la dura realidad de estos días, en la dramática extensión de la pandemia con su secuela de enfermedad y muerte, se viene agudizando la pobreza, con más personas excluidas y falta de trabajo, así como las expresiones de un creciente enfrentamiento político.
En Rauch, el trabajo de la Mesa de Emergencia Ampliada muestra un modo diferente de gobernar y gestionar la pandemia.
Mediante la herramienta del Diálogo con las autoridades del Sistema de Salud, y los representantes de todas las fuerzas políticas del Concejo Deliberante, el Gobierno Municipal junto a Instituciones de la comunidad y todos los vecinos están logrando sobrellevar una situación por demás compleja, “nadie se salva solo” es una de las frases que comunica nuestro Intendente.
Gobernar en soledad parece ser la consigna de las últimas semanas para nuestro Presidente. Las decisiones autoritarias y sin consensos amplios no construyen el poder que legitima la confianza y el acompañamiento de la ciudadanía.
Por eso ser capaces de sostener una Democracia Participativa en momentos tan difíciles es primordial, y muestra a las claras el contraste entre el “relato” y la voluntad real de poner siempre por encima de intereses particulares, los intereses de todos los vecinos.
La construcción de espacios que permitan el debate y el consenso a partir de ideas, intereses y miradas diferentes sobre una misma realidad debe seguir siendo el camino a elegir en nuestro pueblo.
La seguridad colectiva es un compromiso ineludible del Estado, pero solo una acción coordinada y de colaboración conjunta con el resto de los actores sociales permite que las crisis puedan ser sorteadas con eficacia.
Seguir trabajando todos los vecinos juntos, poniendo los intereses generales por sobre los particulares para sortear esta pandemia y avanzar proyectándonos al futuro, es una muy buena manera de festejar los 149 años de nuestro querido Rauch.
La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo.
Compartir nota