
La recuperación de la democracia fue posible gracias a un conjunto variado de actores y organizaciones de defensa de los derechos humanos que articularon, progresivamente, la lucha contra la dictadura militar y sus irresponsables aventuras mesiánicas.
La construcción de la democracia comenzó el 10 de diciembre de 1983 y aún continúa. Porque para su consolidación y profundización, es necesario el aporte cotidiano de todos y cada uno de nosotros. Todos los días; todo el año. Toda la vida.
Y si bien se han recuperado las instituciones y se ha vuelto a un orden desde el punto de vista de la Constitución y la ley, se sigue confundiendo democracia con un mero acto comicial, faltando aún profundizar el criterio que explica a la democracia como una forma de vida.
Hoy, se torna inevitable e imprescindible evocar el retorno a la democracia como sistema institucional y como hábito cultural, recordando las palabras de Raúl Alfonsín ante la Honorable Asamblea Legislativa, en circunstancias de su asunción, el mismo día que la democracia volvía a la Argentina para no irse nunca más.
Un 10 de diciembre de hace 39 años, pero con una absoluta vigencia en nuestra actualidad, ante los representantes de la nación, y previo al encuentro con una multitudinaria concurrencia que lo esperaba en Plaza de Mayo, decía Alfonsín: »Tenemos una meta: la vida, la justicia y la libertad para todos los que habitan este suelo. Tenemos un método: la democracia para la Argentina. Tenemos un combate: vencer a quienes desde adentro o desde afuera quieren impedir esa democracia. Tenemos una tarea: gobernar para todos saliendo de la crisis que nos agobia.»
Si algo determinó el campo simbólico de la campaña presidencial 83 fue la oval inscripción de la sigla R.A. en medio de los colores de la bandera. Aquella gráfica que relacionaba Raúl Alfonsín con República Argentina invadió todos los rincones, y en todas las formas, adosada a la pegadiza palabra: AHORA.
Nadie puede dudar que tras casi cuatro décadas de democracia todos nuestros derechos y libertades públicas se han consolidado. Nadie duda que la Democracia llegó para quedarse, y lo que AYER parecía tan lejano, HOY es una confirmación contundente. Pero eso no nos absuelve de seguirla defendiendo se los atropellos de quienes arreten contra nuestros derechos.
Es tiempo entonces, de profundizar la tarea, pero también de buscar nuevos consensos, ya no sólo como medio para la transformación de nuestros espacios comunes, sino como la única fórmula posible para elaborar políticas sustentables y emancipadoras sobre el criterio de actitudes responsables.Sigamos agitando la bandera argentina por sobre cualquier otra. Sigamos teniendo a Don Raúl tan presente como en ese momento. Sigamos cuidando la democracia. Para siempre.
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