
Gobernar es poblar enunció Juan Bautista Alberdi, uno de los padres de nuestra Patria, queriendo significar que poblar fue educar, mejorar, enriquecer y engrandecer la nueva Nación que estaban pariendo.
Doscientos once años después, Argentina sufre las consecuencias de décadas de malas decisiones, corrupción y problemas recurrentes a los que no se encuentra solución mientras gran parte de su pueblo vive cada día en peores condiciones.
Hoy, en plena segunda ola de pandemia, los reportes oficiales del Ministerio de Salud indican que Argentina registró un nuevo máximo de casos diarios de Covid-19. Nuestro país es uno de los que registra más muertes por millón de habitantes en el mundo.
Los altos índices de ocupación de camas, que se hacen dolorosamente visibles en la imagen de una joven, que lamentablemente falleció, durmiendo en el piso de una guardia esperando ser atendida en un Hospital de Santa Fe, muestran un sistema de salud agotado con su personal trabajando al límite.
El presidente Fernández anunció como principal medida contra la pandemia un confinamiento estricto luego de reconocer que Argentina se encuentra en “el peor momento de la pandemia” a pesar de llevar 15 meses conviviendo con el virus, mientras prometió soluciones que nunca llegaron o lo vienen haciendo tarde como las vacunas.
Esta semana en Rauch, y en muchos otros lugares de nuestro país, vencerá el plazo de miles de argentinos y argentinas que se vacunaron hace 90 días con la primera dosis. Originalmente la segunda dosis debía inocularse a los 21 días, al incumplir también con dicho plazo, dijeron que tenían hasta 90 días para aplicarla, y esta semana van a volver a incumplir.
Según cifras oficiales, menos del 20% de la población argentina recibió al menos una dosis. Ese porcentaje se reduce al 5% en el grupo de personas que completaron el esquema de vacunación. Que lleguen vacunas al país, no garantiza que se distribuyan y se aplique a quienes corresponda.
Hoy gobernar es garantizarle a cada ciudadano argentino la posibilidad de tener la vacuna contra el virus y estar inoculados.
La Revolución de Mayo fue un hecho fundamental para el origen de nuestra Nación, donde un grupo de personas tuvo el compromiso y el coraje de emprender lo que sería la antesala de un proceso que llevó a nuestro país a lograr su independencia, seis años después.
Facundo Manes nos dice que así como en 1810 tuvimos ese logro trascendental para nuestro país, hoy necesitamos una nueva Revolución. Una Revolución Ética y Moral que nos saque de la decadencia crónica que vivimos hace décadas.
Debemos hacerlo entre todos, recuperando la palabra Patria, ese lugar y hogar donde una comunidad reconoce la fraternidad entre sus miembros, porque se reconocen e identifican con una historia común.
Tenemos con qué y con quienes hacerlo. Desde Rauch podemos contribuir con nuestra gente, nuestros lugares, nuestras instituciones, nuestras empresas, la ciudad y el campo.
Como en aquel entonces, tengamos el compromiso y la valentía de mirarnos, escucharnos y entendernos entre todos y todas, para avanzar definitivamente hacia un futuro mejor.
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