
En la vida a menudo nos encontramos con algunas cosas insatisfactorias. Hay momentos en que llegan las dificultades, esas etapas en las que nos sentimos perdidos y sin fuerzas; justamente ahí son las palabras de Dios las que nos guían y nos inspiran para que no nos desanimemos más.
Cuando nos enfrentamos a las enfermedades son las palabras de Dios las que nos dan confianza, de modo que nunca nos sintamos débiles y temerosos. Cuando nos encontramos con las adversidades, las palabras de Dios nos dan fuerza y hacen que no caigamos en la oscuridad ni nos perdamos. A lo largo de nuestra larga vida, todo individuo se ha encontrado con muchas situaciones peligrosas y ha pasado por muchas situaciones difíciles; la Biblia nos enseña que tenemos un enemigo que está ocupado permanentemente en traer desánimo y oscuridad a nuestra vida; le encanta cuando el desastre te golpea, cuando las calamidades caen, cuando nada va bien y cuando estás atrapado en su red.
Pero también hay otra verdad y es que Dios te está protegiendo constantemente, evitando una desdicha tras otra y un desastre tras otro; por esto afirmó que todo lo que el hombre tiene: paz, gozo, bendiciones y seguridad personal, están en realidad bajo el control de Dios y el guía y decide la vida y el destino de cada uno. Podemos estar seguros y convencidos que los planes y propósitos que él tiene con nosotros son buenos, él desea que vivamos una vida plena abundante, sólo necesitas entregarle el control de todas tus situaciones y él te ayudará a salir adelante y a tener paz aún en medio de la tormenta.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de ustedes, dice Dios, pensamientos de paz y no de mal para darles el fin que esperan”- Jeremías 29:11
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