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ERCILIO SANCHEZ, PATICO


Se fue en medio del vendaval de la pandemia. Se transformó en una víctima más del virus maldito.
Patico se merecía un adiós distinto, acompañado por los suyos y sus amigos, sin protocolos. No pudo ser. Y eso acrecienta el dolor por la partida.
Fue un hombre bueno, entrañable, discreto. Su rostro moreno, de rasgos criollos, trasmitía la humildad y mansedumbre de sus gestos y palabras.
Llegar hasta su casa era promesa de mate y animada charla con él y Ternis, su compañera inseparable.
Nos juntó la pasión por la política y el magnetismo de Raúl Alfonsín.
Desde entonces, hubo muchas ocasiones para compartir sus ideales, los conflictos, la vida.
Hace apenas dos meses, desafiando el dolor en sus articulaciones, junto a Ternis, quiso decir presente en las Internas Radicales y emitió lo que sería su último voto.
Hoy me toca despedirte y lo hago con la emoción de quien ve partir a un amigo pero sobre todo a un hombre de familia, a un gran tipo.
Hasta siempre Patico

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