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Cuidado, somos frágiles


El Salmo 39 tiene como título: “El carácter transitorio de la vida”. El verso 4 dice: “Hazme saber, Dios, mi fin y cuanta sea la medida de mis días, sepa yo cuan frágil soy”. ¿Por qué tomamos estos versos? ¿No sería mejor expresar aquello que nos de esperanza, seguridad, paz, etc.? Justamente para lograr esto último, debemos conocer primero y luego recordar que nuestra existencia es frágil y, como seres humanos, podemos poseer súper inteligencia o riquezas poderosas, pero siempre llega, tarde o temprano, lo establecido por Dios: Hebreos 9:27: “hombres y mujeres mueran una sola vez y después de esto, el juicio”.
Oír esto del juicio a millones no les agrada y, por no entender o por no aceptar infinidad de preciosas almas viven su humanidad terrena desesperadamente aferrados a las cosas materiales, como si al morir se puede llevar algo a la eternidad. Amados, expresamos esto con el  mayor respeto y afecto hacia quienes ya no están, pero que agotaron su vivir (cuerpo, alma y espíritu), con la única meta de poseer seguridad económica, descuidando otras áreas y motivaciones que conforman la alegría de la existencia. Mi abuelo nos enseñaba que el trabajo es salud, para el cuerpo y el espíritu, pero añadía: “no te afanes desmedidamente porque enfermaras tu cuerpo y tu espíritu”. Por ello, es bueno y prudente pensar que Dios, luego de trabajar los días de la creación, descansó; y al dar los mandamientos a Moisés, Éxodo 16:23 y 26: “recogían el alimento (maná) seis días, pero el séptimo era dedicado al reposo para adorar a Dios”; no hacían otra cosa. Sabemos que el Antiguo Testamento paso y vino Cristo, quien vivió, enseñó y dejo discípulos que transmitieran su mensaje, cuyo centro es: “buscad primero el Reino de Dios (Jesús) y las demás cosas serán añadidas” (Mateo 6:33). Y este es el drama de muchos (por favor, no hablamos en términos de censura, sino de orientación espiritual); no alcanzan los días de la semana trabajando y haciendo cosas, pero todo con una mira materializada y así llega el domingo como si fuera lunes. Hay quienes nunca tienen tiempo para la familia, esposa, esposo (si la mujer trabaja) o los hijos. Amados, sabemos que debemos trabajar, que los tiempos son difíciles y es necesario añadir horas al esfuerzo para llevar adelante el equilibrio del hogar. Muchas personas me dirían: Pastor, todo lo que estoy haciendo es simplemente para subsistir. No es este mensaje para aquellas queridas personas, hombres y mujeres valientes que no tienen otras opciones; no trabajan por afanes materiales, lo hacen por el bienestar de su familia. Desde luego que, en nuestra primera reflexión, también pensamos que hay poco trabajo y debemos cuidar lo que tenemos.
Pero finalmente todos no olvidemos que somos frágiles, que en el negocio de la vida nos conviene hacernos socios de Dios, comprendiendo y agradeciendo que Dios ha puesto el “mayor capital” y es la vida en nuestro cuerpo, para disfrutar la existencia en la tierra. Pero mucho más sublime es que Dios Padre nos ofrece una eternidad de resurrección con Cristo; para ello, en vida, debemos aprender a amar a Dios por Cristo y cultivar el amor en la familia con honestidad y pureza, entendiendo nuestra fragilidad que un día debemos dejar el cuerpo pero si hacemos tiempo para amar a Jesús, disfrutaremos la bendición de Dios aquí en la tierra, superando las crisis; y luego, gozo eterno con Jesús.
Busca un día de la semana para acercarte a la Iglesia, para aprender a orar juntos y verás respuesta a tu oración.


– Archivo de Mensajes escritos por el Pastor Jorge Fernández
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